Las limitaciones estéticas
La estética del tratamiento implantar será efectiva gracias a:
La armonía y la integración de la sonrisa del rostro:
Para que la reconstrucción parezca natural hay que colocar los dientes siguiendo unos criterios perfectamente establecidos. Cuando se realiza el estudio preimplantar, determinamos la posición de los dientes en función del apoyo de los labios, de la armonía del perfil, de la dimensión vertical y por lo tanto del equilibrio de las diferentes alturas del rostro. Controlamos la incidencia de la pronunciación y determinamos una forma y un tamaño de los dientes que corresponda a la morfología del rostro y a la anatomía de la arcada. La posición de los dientes tiene que ver igualmente con la línea de la sonrisa dibujada por los labios y por su amplitud.
La integración del conjunto implante-pilar-prótesis en la encía:
En efecto, el lado natural de la sonrisa lo otorga tanto por el diente como la encía. La dificultad más grande del tratamiento implantar reside en la manipulación de la encía que depende de la posición de los implantes, del volumen óseo que rodea el implante y de la anatomía de los dientes. Para que los cuellos estén alineados y las papilas y la encía conserven su anatomía y su color hay que:
- colocar los implantes de manera muy precisa: eje, hundimiento, centrado.
- respetar los volúmenes óseos mínimos y evitar el calentamiento durante la intervención para evitar la reabsorción (la falta de hueso conlleva a la retracción gingival…)
Cualquier error de unas pocas décimas de milímetros en la posición del implante llevaría a un fallo estético a menudo irreparable.
Ejemplo 1: si se coloca el implante muy cerca de la pared ósea vestibular (externa) y no se mantiene un mínimo de grosor de hueso de 1,5 mm, el hueso, por falta de vascularización, se reabsorbe. La falta de hueso puede alcanzar varios milímetros y provocar que la encía se retracte y pierda grosor. Las consecuencias estéticas son: un diente de aspecto más largo para compensar la pérdida de tejidos y por lo tanto una asimetría con respecto a los dientes contiguos, un cuello implantar metálico visible en ciertos casos y un aspecto grisáceo de la encía.
Ejemplo 2: un error en el eje implantar puede igualmente acarrear complicaciones. Si los pilares protésicos no compensan el error, hay que realizar entonces una hipercorrección a nivel protésico con unas consecuencias estéticas a menudo nefastas: diente más molesto que no respeta la alineación de los dientes contiguos…
Ejemplo 3: Se debe centrar el implante con respecto a la posición del diente que debe ser remplazado. Si este implante, en la zona anterior, se ha desplazado lateralmente, puede impedir la formación de papila y el resultado será un fallo estético.
Para evitar todos estos escollos, es imprescindible realizar un estudio exhaustivo durante la visita preimplantar, confirmar la maqueta de la futura sonrisa, planificar con precisión la posición de los implantes gracias al programa Simplant y dejarse guiar en el momento de la cirugía (guía quirúrgica materializada).