Migración de los dientes y desequilibrio oclusal
La naturaleza nos ha dado 32 dientes y todos tienen su utilidad. Actúan en simbiosis y tienen un papel complementario. Cada diente o grupo de dientes tiene una función. Los dientes anteriores sirven para cortar pero ejercen igualmente una función de protección de los molares y premolares en los movimientos excéntricos. Los dientes posteriores sirven para triturar pero cumplen también una función de tope y protegen los dientes anteriores de la fuerza compresiva. Determinan la dimensión vertical que fija la altura del nivel inferior del rostro.
En cuanto falta un diente, los dientes adyacentes migran aprovechando el espacio disponible y pierden su punto de contacto. Aparecen acumulaciones alimentarias provocando caries y lesiones periodontales.
El equilibrio oclusal se ve modificado, algunos dientes reciben traumatismos oclusales perdiendo su hueso de apoyo y la encía se retrae. Cuanto más tiempo pase, más se agrava el fenómeno. Los dientes empiezan a moverse y el tratamiento de reconstrucción se vuelve complejo e invasivo. Por ello, en el momento en que se extrae un diente es fundamental sustituirlo lo antes posible antes de caer en la espiral de consecuencias descritas anteriormente.
Se puede realizar la sustitución con un implante, de puente o de prótesis removible pero en todos los casos la dentición debe estar completa para mantener su equilibrio.
La pérdida ósea
En ausencia de dientes, el hueso, sin estímulo, se reabsorbe progresivamente. Por el contrario, cuando se sustituye el diente ausente por un implante el hueso trabaja de nuevo y se estabiliza. Entonces, el proceso de reabsorción se paraliza.
Cuando la reabsorción está muy avanzada hay que pasar entonces por una etapa intermedia de reconstrucción ósea (injerto) para obtener el volumen óseo necesario para la colocación de implantes en condiciones óptimas.
Problemas conexos
Un paciente que presenta problemas de masticación puede tener consecuencias conexas como por ejemplo dolores de estómago. De la misma manera, una mala oclusión puede generar problemas de ATM (articulaciones tempomandibulares), dolores en la columna vertebral o incluso vértigos.
Por consiguiente, es indispensable encontrar un equilibrio a nivel de dentición para dar una respuesta al origen de estas patologías.